viernes, 26 de noviembre de 2010

Instrumentos musicales africanos/1 - Kalimba o Mbira

Mbira de siete lengüetas de Juan Nadie
Pertenece al grupo de los idiófonos -instrumentos rígidos que producen sonido por vibraciones transmitidas al cuerpo principal mediante percusión, punteo o frotación-, y está extendido por todo el continente africano. Recibe diferentes nombres, según los países y pueblos: mbira en Zimbabwe, kalimba en Kenia, ikiembe en Ruanda y likembe en El Congo. Se le denomina también sanza, sansa, marimba, marimbula...
La mbira básica es un tablero con láminas de madera o de metal, al que se añade una caja de resonancia, que puede tener muchas formas, aunque habitualmente es media calabaza. Las lengüetas se hacen con todo tipo de materiales. Antiguamente, eran láminas de bambú o espinas de algún cactus; después se emplearon desde radios de bicicleta hasta mangos de cuchara. Son de diversas longitudes para conseguir las distintas notas, que van desde el centro (la más grave) hacia los extremos (las más agudas), alternando así la escala. Se accionan con los dedos pulgares. El número total de láminas oscila entre 6 y 33. En algunas ocasiones se añaden conchas de caracol o pequeñas arandelas (como en la mbira de Juan Nadie) para conseguir un zumbido suave y persistente que acompaña a las notas.


Parece que su origen está en la región de Shona, donde se concentra la mayoría de la población de Zimbabwe y parte de Mozambique. Mbira se llamaba también a la música tocada en la zona desde hace al menos mil años. Todos los aspectos de la cultura shona están impregnados por la mbira. Su función más importante es la de comunicar con los antepasados, guardianes de la tribu. Pero también se utiliza para atraer la lluvia en las sequías, para detenerla durante las inundaciones, para perseguir espíritus malignos, y hasta para curar enfermedades. Igualmente se usa en bodas, funerales, nombramiento de nuevos jefes, y recientemente en actos gubernamentales como el día de la independencia o en conferencias internacionales.
En la ceremonia del guva, aproximadamente un año después de la muerte de una persona (el cabo de año, que decimos por aquí), la mbira se encarga de dar de nuevo al espíritu la bienvenida a la comunidad. La mbira incita al pacifismo y a la fortaleza psíquica y física necesaria para afrontar la vida.

Durante el período colonial de Zimbabwe (cuando era conocido como Rhodesia), los misioneros enseñaron que la mbira era malvada, y la popularidad del instrumento decayó. Desde la independencia en el año 80, la mbira goza de un estraordinario resurgimiento.
Hoy, las distintas versiones de este instrumento se pueden encontrar en cualquier parte del mundo, sobre todo en Asia, Oriente Medio, y norte de Sudamérica.
Hay actualmente grandes músicos intérpretes de la mbira. De los más conocidos es el grupo Obibasé, fundado por el multi-instrumentista Aboubacar Syllade, de Guinea Conakri (República de Guinea).

miércoles, 10 de noviembre de 2010

jueves, 16 de septiembre de 2010

Literatura africana/2 - Las noticias de casa - Kofi Anyidoho - Ghana

Luz africana - Inés Rubiales
En su aún breve andadura, Madre África ha incluido ya algún poema. Seguirá haciéndolo, siempre que tenga algún interés. Creo que éste que acaba de aparecer en Salvo el crepúsculo lo tiene, de modo que aquí queda:

LAS NOTICIAS DE CASA
No he llegado tan lejos
sólo para sentarme a la orilla del camino
y estallar en llanto
podría haber llorado en casa
sin una jornada de tantas espinas

No he extendido mis alas
tan ancho sólo para verme hacinado en las esquinas
ante la mera mención de tormentas

A aquellos que escuchan
sobre golpes militares
y rumores de contienda civil
incendios de breñas y malas cosechas en casa
y vienen a mí buscando temores y lágrimas
debiera decir que estoy cansado
muy cansado
cansado de toda devoción a la muerte y al moribundo

Yo también he escuchado acerca de
todos los incendios de breñas
las súbitas muertes
y violentos discursos

He escuchado acerca de
todos los puestos vacíos del mercado
la hoyas de cocina todas llenas de recuerdos y ceniza

Y estoy cansado de
todos esos ruidos de
condolencias de aquellos que
aman desdeñar la rabia del hambre
inclinan su cabeza y dan vuelta a casa
preocupándose y por siempre preocupándose
por el sobrepeso y la dieta especial para perros y gatos.

Como un huérfano encallado
en los estercoleros de los propietarios de la tierra
guardaré mis penas para mi mismo
doblándolas con infinito cuidado
punta por punta
tomando los plegados dolores dibujos en círculo
en rededor de ocultos espacios donde quietas
echan raíces nuestras esperanzas aún
en esta hora de finito caos

Aquellos que enviaron sus trajes funerarios
al lavandero
aguardando a los de las pompas fúnebres
cargando nuestro cadáver con gran despliegue

Déjalos que esperen a la próxima y a la próxima
estación para mirar cuan bien crecen los niños nativos
crecen los frutos e incluso las flores
de la podredumbre más matinal de los sueños

En tanto
estoy cansado

cansado de todas las condolencias de cocodrilos.
Traducción de Rafael Patiño

lunes, 2 de agosto de 2010

Griots, juglares africanos

Griots de Sambala - Ilustración de 'Costa Occidental de África', del coronel Frey
África, por razones bien comprensibles, y si exceptuamos la civilización egipcia y el norte en general, no ha tenido una memoria escrita hasta hace bien poco, pero como todos los pueblos ágrafos, ha gozado de una rica y singular tradición oral.

En la cultura mandinga de África Occidental (Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Senegal, Malí, Sierra Leona, Liberia, Burkina Faso y Costa de Marfil), el djele -griot en francés- era y es uno de los personajes más representativos y respetados de la tribu. Con una tradición de al menos 1600 años, los griots (a partir de ahora los llamaremos por su apelativo más conocido) eran los encargados de preservar la memoria de la tribu, sus genealogías, mitos, cuentos, batallas históricas y tradiciones orales, que pasaban así de generación en generación, actuando también como consejeros de los líderes tribales.
Para ello idearon un instrumento de 21 cuerdas, la kora mandinga, un híbrido entre el arpa y el laúd, con la que acompañaban sus cánticos y retahílas. También utilizaban el sabar, el tama, el xalam y el balafón. El sabar y el tama son instrumentos de percusión para hablar y enviar mensajes, por lo que se les llama la voz o tambores parlantes, ya que transmiten códigos reconocidos por los oyentes. El xalam es algo parecido a un banjo y el balafón es una especie de xilofón. De todos ellos hablaremos en próximas entregas.

Naabá (rey local) de la provincia de Comoé (Costa de Marfil), en acto oficial. A su derecha, con bonete rojo, su GriotLos griots usaban sus instrumentos y contaban sus historias en las cortes reales y a menudo eran considerados anunciadores. Sus canciones ceremoniales eran parte integrante de la vida política.

Aunque en general las historias que narraban estaban destinadas a divertir a la gente, eran también instructivas, ya que ponían muchas veces el acento en las debilidades humanas y en la manera en que el ser humano puede ser destruido por su codicia o su necedad.

Pese a pertenecer, como artesanos, a la casta más baja, gozaban de un gran respeto debido a su función social. A diferencia de los juglares medievales europeos, su estatus y ocupación eran heredados y sólo podían casarse con otros/as griots. Linajes conocidos de griots son los Seck, Mbaye o Kouyaté, por ejemplo.

Con la llegada de la escritura y posteriormente la introducción de la tecnología informática en la cultura africana, el griot pierde parte de su importancia social. Sin embargo, en la actualidad sigue siendo una casta muy considerada y sus músicos son reconocidos internacionalmente. Gente como Kandia y Jaliba Kouyaté, Toumani Diabaté o Ismaël Lô.Kora

También hay mujeres griottes, aunque son menos conocidas, si exceptuamos algunas como Fatuo Guéwel en Senegal o Hadja Kouyaté en Guinea. La griotte actual destaca especialmente por componer letras mucho más comprometidas con la realidad social (desigualdad, injusticias...).

Los griots se han adaptado también a la modernidad, reconvirtiendo sus danzas en escuelas de danza o ballets: Théatre Nacional Daniel Sorano, por poner un ejemplo.

Griots de Brikama (Gambia)

domingo, 6 de junio de 2010

Somos el mundo

Este año se cumple un cuarto de siglo de la aparición de la famosísima canción solidaria, que dió lugar enseguida a todo tipo de imitaciones y remedos de los que más vale olvidarse. No estaría mal recordarla aquí y ahora.


We Are the World (en español: Somos el mundo) es una canción escrita por Michael Jackson y Lionel Richie en 1985, producida por Quincy Jones y grabada por un gran grupo de músicos famosos formado especialmente para la ocasión que se denominó USA for Africa (United Support of Artists for Africa). La grabación de la canción se realizó el 28 de enero de 1985 y fue publicada el 7 de marzo del mismo año por el sello Columbia Records. Los beneficios obtenidos por la canción fueron donados a una campaña humanitaria para intentar acabar con la tremenda hambruna en Etiopía. (Wikipedia)

domingo, 23 de mayo de 2010

Vosotros tenéis los relojes, nosotros el tiempo

William Kikanae Ole PereEs lo que dice William Kikanae Ole Pere, guerrero maasai y jefe de la tribu Manyatta Enkerende (Kenya), que estos días está en España presentando, en colaboración con la ONG Adcam, una línea de zapatos Pikolinos que han confeccionado las mujeres de su tribu.

-Unas mujeres masái fabricando zapatos occidentales. ¿Cómo se le ocurrió la idea?
-Cuando conocí a Carmen, de la ONG ADCAM. Era un proyecto muy bueno para ellas, una nueva vía de conseguir dinero para crear escuelas que, a su vez beneficiaba a toda la comunidad. Los jefes de otras tribus masái pensaban que estaba loco..., creían que les estaba dando demasiado poder a las mujeres.-Pero ha salido bien, gracias a este trabajo ya tienen escuelas, lo que le dará más autoridad en su tribu. ¿Cómo se llega a ser jefe?
-Más que jefe, yo lo llamaría guerrero en el sentido de que tengo la obligación de proteger a mi tribu. Se decide entre toda la comunidad. Es un proceso de unos siete años. Una de las pruebas de madurez es matar a un león viejo.-Una de sus grandes obsesiones es que los masáis tengan educación.
-Sí, entiéndame, no queremos depender exclusivamente de los occidentales. Quiero que los niños sepan leer y escribir, que haya médicos masái en vez de depender de los médicos europeos o americanos. Eso sí, sin perder nuestras raíces tribales.-Debe ser molesto ser el objetivo de un turista en busca de una fotografía exótica...
-No lo crea. Los masái somos un pueblo muy acogedor. Nos gusta la gente, nos enriquece, creemos que nos trae suerte si mucha gente viene a vernos.

Danza maasai
-¿Y es así?
-Bueno sí, aunque tengamos que vivir en reservas.-Ahora está en España, ¿qué piensa de los occidentales?
-Allí, en Kenia, pensábamos que los occidentales no trabajaban, que todo lo hacían las máquinas. Al llegar aquí me he dado cuenta de que no. Trabajan mucho y deprisa, porque si no las máquinas se paran.-Sí, vamos muy rápido.
-Creo que sí. ¿Quiere que le diga la verdad? Vosotros tenéis los relojes, nosotros el tiempo.-¿Le gusta la forma de vida occidental?
-No podría vivir aquí. Apenas tenéis árboles ni una relación con la naturaleza. Además, hay muchos edificios y demasiado ruido de los coches... ¡y de los teléfonos!

-¿Qué deberíamos aprender de los masái?
-Bueno, no pretendo ofenderles, pero creo que deberían sentirse más unidos a la naturaleza, escucharla. Y sobre todo, aprender a tener paciencia. Los masái estamos educados en la paciencia, deben saber que esperar no tiene por qué ser malo. Y tienen que saber valorar el silencio.
(Entrevista realizada por Cecilia García para el diario La Razón)

viernes, 14 de mayo de 2010

Viaje a Sierra Leona - John Matthews

Sierra LeonaJohn Matthews es un joven teniente de la marina inglesa, veterano de la guerra de las Indias occidentales, que en 1785 decide cambiar de profesión y embarcarse como mercader a África. Es enviado a la costa de Sierra Leona con la misión de reconstruir una colonia comercial que los indígenas habían arrasado después de asesinar a la población blanca aprovechando que el ejército inglés estaba ocupado al otro lado del mar.
Fruto de esta experiencia es el libro Viaje a Sierra Leona en la costa de África, cuyo éxito en la Europa de su tiempo es enorme. Escrito al modo epistolar, consta de ocho capítulos (ocho cartas), y en él Matthews describe minuciosamente la geografía, la flora y la fauna y las costumbres, creencias, ritos y ceremonias de los habitantes de Sierra Leona.
Matthews se declaraba esclavista, como la mayor parte de la sociedad occidental de su tiempo, una época en la que aún no habían llegado las declaraciones de derechos humanos. Aún así, el libro se lee hoy con placer e interés.

Niños de Sierra LeonaFragmento de la Carta VI
Sierra Leona, 20 de noviembre de 1786

Mi querido señor: Mi última carta transmitía a usted las mejores noticias que podía proporcionarle de la religión, las leyes y el gobierno de los habitantes de este país; en ésta aspiraré a describirle las personas de los indígenas y aquellas de sus particulares costumbres y ceremonias que he podido observar o que he recibido de personas en cuya veracidad puedo confiar.

Es una observación general a lo largo de toda la costa de África que en aquellas naciones que limitan con el mar o que habitan en las islas son más robustos, mejor formados, más bravos y más activos que aquellos que residen en el interior del país. Esto quizá puede ser explicado en cierta medida por la diferencia de alimento, porque los que viven en la costa se alimentan de pescado y respiran un aire más saludable.

Los bullans, timmanies y bagoes son una raza robusta, activa y hermosa; de un buen negro, miembros fuertes y hermosos rasgos, y más bien por encima de la talla media. Los timmanies, en particular, son notables por un continente abierto e ingenuo, y muchas de sus mujeres son realmente hermosas.
Durante mi residencia aquí he visto solamente dos personas deformadas, y sus infortunios fueron ocasionados por accidentes en su infancia.

Los susis son de un tinte amarillento, y en personalidad son muy inferiores a aquellos que acabo de mencionar; aunque tienen miembros proporcionados, son de labios delgados y nariz chata.

Los mandingos parecen ser de una raza distinta de los demás: son altos y esbeltos, de un negro indiferente y de ojos notablemente pequeños; llevan sus barbas como los judíos en Europa.

Los susis, bullams, etc, se afeitan mientras son jóvenes; pero cuando su cabello empieza a tornarse gris dejan crecer sus barbas porque la plata, signo de la edad, denota también sabiduría; y, verdaderamente, algunos de sus viejos con largas barbas blancas, sentados en el Consejo, tienen una apariencia venerable.

La sorprendente diferencia entre el pueblo libre que he descrito y la apariencia de una plantación de esclavos es tan grande, que nunca me confundí respecto de su situación, aun a simple vista.
El hombre libre, soberbio de su libertad, se mueve con dignidad y orgullo consciente y mira con ojos de confianza a su alrededor, mientras que el esclavo, por el contrario, oprimido por la consideración de la situación, anda con paso humilde y los ojos bajos.
Las personas de los esclavos (excepto los que han nacido en la costa) son generalmente de baja estatura, y ni tan robustos ni tan bien formados como los nacidos libres que vienen del interior del país.

Los fulahs que habitan el país que está detrás de las naciones que he descrito parecen ser una raza intermedia entre el árabe y la negra, muy semejante a la lascar de la India oriental, y tienen cabellos largos, lacios y negros; color amarillento, faz delgada y larga nariz romana. Son secuaces estrictos del Corán, y sus guerras para la propagación de su religión proporcionan un gran número de esclavos, que se venden en estas regiones.
Voltaire, en su discurso preliminar, menciona una raza de pueblos que habitan en las partes interiores de África, que llaman albinos, y los representa de un color blanco lechoso y de una estatura diminuta. He hecho las más diligentes indagaciones entre los indígenas y los viajeros mercaderes negros, pero nunca pude lograr la menor información de que existiese semejante pueblo. Pero he visto varios negros blanquecinos en diferentes partes de África, de una blancura lechosa o de cal y de pelambre blanco, mas éstos no propagan su tipo, sino que tienen hijos blancos y sólo son considerados como un lupus narural. Recuerdo haber visto uno del mismo género en Georgia (Carolina del Sur) y otro en Inglaterra, y ambos eran hembras...
(John Matthews: A Voyage to the River Sierra Leone on the Coast of Africa)
Traducción del inglés: Domingo Barnés
Coast of Guinea and Bay of Sierra Liona - Johannes Kip (1653-1722)

El libro de Matthews, fresco, sincero y simple, merece muy bien una lectura, aunque sólo sea para conocer algo más acerca de las sociedades africanas y de la visión que un europeo culto del siglo XVIII podía tener de ellas, una visión que quizá ha sobrevivido y determina nuestras relaciones con el Tercer Mundo. (Juan Eslava Galán)

viernes, 1 de enero de 2010

Literatura africana/1 - Cántico - Donato Ndongo-Bidyogo - Guinea Ecuatorial

Donato Ndongo BidyogoYo no quiero ser poeta
para cantar a África.
Yo no quiero ser poeta
para glosar lo negro.
Yo no quiero ser poeta así.

El poeta no es cantor de bellezas.
El poeta no luce la brillante piel negra.
El poeta, este poeta no tiene voz
para andares ondulantes de hermosas damas
de pelos rizados y caderas redondas.

El poeta llora su tierra
inmensa y pequeña
dura y frágil
luminosa y oscura
rica y pobre.

Este poeta tiene su mano atada
a las cadenas que atan a su gente.
Este poeta no siente nostalgia
de glorias pasadas.
Yo no canto al sexo exultante
que huele a jardín de rosas.
Yo no adoro labios gruesos
que saben a mango fresco.

Yo pienso en la mujer encorvada
bajo su cesto cargado de leña
con un niño chupando la teta vacía.
Yo describo la triste historia
de un mundo poblado de blancos
negros
rojos y
amarillos
que saltan de charca en charca
sin hablarse ni mirarse.

El poeta llora a los muertos
que matan manos negras
en nombre de la Negritud.
Yo canto con mi pueblo
una vida pasada bajo el cacaotero
para que ellos merienden cho-co-la-te.

Si su pueblo está triste,
el poeta está triste.
Yo no soy poeta por voluntad divina.
El poeta es poeta por voluntad humana.

Yo no quiero la poesía
que sólo deleita los oídos de los poetas.
Yo no quiero la poesía
que se lee en noches de vino tinto
y mujeres embelesadas.

Poesía, sí.
Poetas, sí.
Pero que sepan lo que es el hombre
y por qué sufre el hombre
y por qué gime el hombre.


En Julio de 2009 se publicó en El Mito de la Taberna el siguiente artículo sobre Donato Ndongo, que transcribo literalmente:

En África no hay ni un país pobre

Es lo que dice Donato Ndongo-Bidyogo, escritor y periodista africano, nacido en Guinea Ecuatorial.

Estos días ha dado una charla en Laredo (Cantabria) dentro de los Cursos de Verano 2009 de la U.I.M.P., bajo el título de "¿Por qué los africanos venimos a Europa?"

Donato Ndongo:
"La causa de la emigración de los africanos es la sobreexplotación económica de nuestros recursos, porque no hay ni un solo país pobre en África sino que todos y cada uno tienen las suficientes riquezas para poder desarrollarse y que todos sus habitantes vivan en un cierto nivel de opulencia incluso".
"La emigración no son solamente los que llegan en cayucos, los que llegan en pateras, las clases más humildes, las más desfavorecidas, sino que también hay intelectuales que emigran a países desarrollados donde hay más intelectuales africanos que en África".

"Tenemos materias primas que no controlamos los africanos sino los europeos y los norteamericanos, y para que puedan explotarlas de una manera práctica, totalmente gratuita, es necesario que pongan en África dictadores que no trabajan por los intereses de sus países sino por los intereses de las potencias occidentales. Esa es la triste realidad que vivimos en África pero que muy pocas veces se da a conocer".

"Se dice muchas veces que hay muchas guerras en África, inestabilidad social y política... pero lo que no sabe la gente es que guerras como la de Angola, como las de la República Democrática del Congo, ahora mismo, o como las de Sierra Leona y Liberia hace unos años, todas son o han sido guerras provocadas por las empresas multinacionales deseosas de controlar las riquezas africanas. Se habla de guerras tribales cuando la realidad es otra".